Porque vibra el volante de mi vehículo?
El tren delantero son todos los elementos que se encuentran en la parte delantera del vehículo, tales como: el sistema de suspensión, el sistema de frenos y el mecanismo de dirección.
La conducción segura, la capacidad de respuesta de la dirección y el frenado rápido están en peligro si no se tiene un buen conocimiento y un buen mantenimiento sobre el tren delantero.
Importancia del tren delantero:
El volante es uno de los elementos más importantes de nuestro vehículo. Con él dirigiremos el vehículo y por ello es de vital importancia que el funcionamiento de la dirección sea óptimo. Frecuentemente podemos notar vibraciones en el volante, que en ocasiones resultan incómodas para el conductor y en otras pueden incluso llegar a suponer un problema grave para la seguridad.
A continuación, explicaremos cada una de las piezas que conforman el tren delantero:
Cremallera o cajetín de dirección: Contribuye a la direccionalidad del vehículo. Mediante el volante de dirección se comanda la cremallera dando al vehículo la dirección a donde se dirige.
Rótula: Es el enlace entre los elementos de la suspensión, la dirección y el movimiento direccional de las ruedas, para que el conjunto pueda girar.
Parrilla de suspensión: Este elemento es parte del conjunto de suspensión, une la carrocería con la porta masa.
Bujes: Los anclajes de las parrillas de suspensión, brazo de rótula, tensor, barra estabilizadora, están conectados a través de bujes. El buje es una goma dura que cumple la función de quitarle el ruido al tren delantero y proporcionarle elasticidad, puesto que de lo contrario, las fricciones entre metales serían ruidosas.
Semieje o tripoides: El semieje constituye parte de lo que llamamos conjunto de tracción. Es el encargado de transmitir la potencia del motor a través de la caja de velocidades a las ruedas.
Fuelle o goma: es un envase de goma que no permite que salga la grasa de la caja de velocidades. En algunos casos se rompe, lo cual trae consigo la pérdida de tracción.
Rodamiento: Es el encargado que la rueda gire. Son cojinetes formados por cilindros entre los que se intercala un juego de bolillas o de rodillos que pueden girar libremente.
Bieleta: Es la que une la barra estabilizadora con la parrilla o con el amortiguador.
Barra estabilizadora: Equilibra las diferencias de pesos entre la suspensión de un lado y el otro.
Cazoleta o base del amortiguador: Sostiene el espiral y a la vez filtra las vibraciones del conjunto de suspensión con respecto a la carrocería.
Homocinética o copa caja: Es la encargada de transmitir junto con el semieje y la caja de velocidades, la tracción del vehículo.
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¿Por qué me vibra el volante? Esa es una pregunta bastante frecuente a la que vamos a intentar dar respuesta en este blog revisando las principales causas de las vibraciones y viendo las soluciones, la forma de proceder en cada caso.
Lo primero que hay que distinguir es si el volante vibra con el vehículo en movimiento o también lo hace cuando está parado (pero con el motor en marcha). En este artículo nos centraremos en las vibraciones en el volante con el vehículo en movimiento, por ser las más habituales y tener orígenes más diversos y complicados.
Cuando nos vibra el volante, el origen de esas molestas vibraciones suele estar, en la mayoría de ocasiones, relacionado con los propios neumáticos. Cabe destacar que el neumático es otro de los puntos claves del vehículo porque son nuestro único punto de contacto con el suelo.
Si nuestro vehículo posee neumáticos con desgastes desiguales en el eje delantero o estos tienen algún defecto derivado del paso del tiempo, largos periodos de inactividad, mal almacenaje o defectos de fabricación (relativamente frecuente en neumáticos de bajo coste) notaremos desagradables movimientos parásitos en nuestro volante. Uno de los problemas que suelen surgir cuando no se usa el vehículo durante un largo periodo es que los neumáticos se deformen en su banda de rodadura. Este defecto se suele manifestar en vibraciones o movimientos en la dirección a velocidades de entre 5 y 40 km/h.
Para evitar esto, cuando dejes el vehículo parado mucho tiempo, debes subir la presión de los neumáticos. Así eliminarás la deformación de estos contra el suelo y no se deformarán de forma permanente. Normalmente es suficiente con 40 psi, pero puede variar en cada vehículo. Para hacerlo bien debes fijarte en dos factores:
que desaparezca la deformación de la rueda que no superes la presión máxima que viene indicada en el flanco del neumático. Hay más circunstancias en la que conviene variar la presión del neumático para evitar daños y tener la máxima seguridad. De cualquier forma, si al revisar el estado del neumático ves deformación u otros daños es mejor que los sustituyas lo antes posible. La deformación, por no haber subido la presión de un vehículo parado mucho tiempo, se suele notar como una vibración rítmica, que aumentará poco a poco con la velocidad del vehículo. Este rítmico “bamboleo” también se produce por una llanta abollada o alabeada.
El desequilibrado de los neumáticos es otro de los factores frecuentes por los que nos puede vibrar el volante del vehículo. Si el volante vibra sólo a una velocidad determinada (por ejemplo a 100km/h) o en un determinado rango de velocidades, posiblemente el origen del problema sean unos neumáticos equilibrados. Muchas veces notaremos estas vibraciones después de cambiar las ruedas o incluso al estrenar vehículo nuevo.
Si en la fabrica o en el taller no han equilibrado correctamente los neumáticos o se ha desprendido alguno de los contrapesos, es normal que se noten las vibraciones. La solución es sencilla balancear nuevamente los neumáticos. Tampoco sería la primera vez que el único motivo de las vibraciones son unos tornillos de llanta mal apretados, cuyo par de apriete debería estar entre 100 y 140 Nm aproximadamente.
